BREAKFAST...

 Para comenzar el día cargada de energía, es fundamental  tomar un desayuno completo, que cubra gran parte de nuestras necesidades en cuanto a nutrientes esenciales, ya que va a convertirse en nuestra "gasolina". Habréis oído  aquello de que para vivir muchos años tienes que "desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo". Es en la mañana cuando se produce el mayor gasto calórico, cuando nuestro metabolismo funciona más rápido. Por lo tanto, debemos garantizar el suficiente combustible para realizar nuestras actividades en condiciones óptimas.  Mi desayuno se compone de...

En primer lugar y nada más levantarme, tomo un vaso de agua no muy fría. Depura el organismo y ayuda a reponer líquidos, después de tantas horas de inactividad. Lo siguiente, una pieza de fruta, licuada o entera. Yo opto por la última modalidad, pues a sí no pierdo su fibra,  importantísima para regular el nivel de colesterol y mantener nuestro aparato digestivo en forma. Durante todo el año, esta primera fruta del día es un cítrico, naranjas y/o mandarinas durante toda la temporada invernal, y el resto del tiempo, kiwis. Son alimentos muy ricos, entre otros elementos, en vitamina C, fundamental para reforzar nuestro sistema inmunológico y posibilitar la absorción del hierro presente en nuestra alimentación.

Después, proteínas de buena calidad para que nuestros músculos aguanten nuestro ritmo.  El jamón (ibérico, serrano, de york...), es ideal porque es muy bajo en grasas.  Para que no resulte aburrido, a veces lo sustituyo por jamón o pechuga de pavo  con una rodajita de tomate natural, y los fines de semana, que dispongo de más tiempo y a mis hijos les encanta, hago huevos revueltos (para reducir el colesterol, reservo y congelo alguna de las yemas). Lo suelo acompañar con una pequeña porción de pan (mejor integral) aliñado con un chorrito de aceite de oliva virgen extra (en crudo), que nos proporciona una cantidad nada despreciable de "omegas" (necesarios para que nuestro sistema circulatorio y vascular no tenga problemas).

Y para terminar, un buen tazón de leche desnatada (que conserva todo el calcio fundamental para nuestros huesos, pero nada de grasa animal saturada) y un puñado de cereales integrales. Yo los tomo en la versión combinada con chocolate negro (que me puede).

Fotos: by me.

Si  por algún motivo (fundamentalmente porque me he quedado dormida más de la cuenta ;D),  voy muy justa de tiempo, me "salto" la fase de las proteínas. Lo que jamás, jamás me pierdo es la fruta, la leche y los cereales...

 Los fines de semana, el tiempo dedicado al desayuno se alarga un poco más, y entran en juego, entonces, las peticiones familiares: bacon, panceta magra o salchichas en lugar de jamón, bizcocho casero en lugar de cereales... Ya podéis imaginar...

Lo que no tomo nunca es azúcar refinado. Causa más estragos en nuestro sistema circulatorio que el temido colesterol. Un exceso de azúcar en sangre (aparte de  la diabetes) puede llegar a producir arterioesclerosis, es decir, un estrechamiento peligroso en las arterias que puede desembocar en los casos más graves, en un accidente vascular. Es cuestión de acostumbrar al cuerpo. Mis hijos se ríen cuando vamos a hacer la compra, porque ya no sólo no entra en casa  nada que contenga aceite vegetal (que no sea de oliva, girasol o soja), sino también aquellos alimentos que tengan alto contenido en azúcares... No os asustéis, que también hago concesiones de vez en cuando...ja...ja...!!

Y vosotros...,¿Cómo soléis empezar el día?